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Vital la trascendencia en la sanación



Como colaboradora de Mujeres Ante la Adversidad me complace compartir este artículo educativo y de testimonio con todas nuestras seguidoras. Hace unos años atrás, una sobreviviente de cáncer de seno me inspiró a entender mi propósito de vida. Venimos a este mundo con una misión y un propósito hermoso, unos se tardan más en comprenderlo, otros empiezan de inmediato una vez entienden el mismo. Ya de por sí, esa acción se vuelve en una bendición. A través de estos años, la vida me ha enseñado que todas las mujeres que han diagnosticadas con cáncer de seno, interpretan su diagnóstico de manera diferente, pero su madurez y crecimiento trascienden en una manera exponencial. Una palabra con gran significado, ya que solo trascendemos cuando entendemos nuestras heridas y las convertimos en lecciones de crecimiento.

El cáncer no es una sentencia de muerte, no podemos saber a ciencia cierta que lo causa, pero conocemos sus factores de riesgo, detección temprana y tratamientos especializados. Sin embargo, la educación y los testimonios de vida se han convertido en herramientas esenciales para cambiar la vida positivamente del sobreviviente y co-sobreviviente. Según el Instituto Nacional de Salud, se le conoce al sobreviviente a ese paciente que desde el día 1 es diagnosticado con cáncer y conocemos al co-sobreviviente como ese familiar, amigo o conocido que también es impactado por esta noticia. Ambos, tanto el sobreviviente como el co-sobreviviente, se ven tocados por la enfermedad. Es por esta razón que ambos deben ser ayudados y fortalecidos en el proceso y durante el mismo. Sin embargo, por más fuerte que sea el tratamiento y recuperación de esta enfermedad, muchos sobrevivientes han incorporado en su vida el “sentido de pertenencia” que los llevó a tomar decisiones importantes en sus entornos cotidianos. Incluso, a partir del diagnóstico han aprendido a cuidar mejor de si mismos y a valorar el cuidado que les brindaban los más cercanos. No obstante, los testimonios se convierten en una herramienta que transmite una fuerza motora a que otros recién diagnosticados a trascender.


Según el Registro Central de Cáncer en Puerto Rico, una de cada tres individuos en Puerto Rico pudiera padecer de cáncer en algún momento de su vida. Los tipos de cáncer más frecuentes en la mujer son el cáncer de seno, seguido por el colorectal y tiroides. En los hombres, se observa una mayor frecuencia de cáncer de próstata, colorectal y pulmón. Gracias a los esfuerzos de educación y científicos, se han reportado más de 60,000 sobrevivientes en la Isla. La aceptación y la trascendencia para muchos de ellos ha sido vital para comprender a transitar su proceso. Recientemente tuve la oportunidad de conocer a dos grandes mujeres y sobrevivientes ante un diagnóstico de cáncer en una de las reuniones de Mujeres Ante la Adversidad. Un grupo de mujeres que se han convertido en mentoras y colaboradoras de diversos sectores en Puerto Rico con el motivo de educar e impactar vidas. En este artículo discutiremos como la trascendencia en esta enfermedad es una gran herramienta para poder sanar emocional y espiritualmente en la vida. Enery Ortiz y Cindy Cortés se vuelven protagonistas de esta historia que sabemos ha sido de inspiración y motivación social para muchas mujeres que han impactado.

El incluir estos componentes en su vida las ha incentivado aprender más de la enfermedad y curar muchas de las cicatrices que no se observan a simple vista durante el transcurso de la misma. “Hace 8 años cuando me diagnosticaron cáncer gástrico me dijeron que si era operable tenía cura. Ese día se ha convertido en uno de los más memorables de mi vida. Decidí correr el maratón por la vida y aprender a ser más agresiva que el cáncer. No he descansado de disfrutar cada momento con mi familia, amigos, hermanos, colegas y con el prójimo que veo a diario. Tome conciencia de la importancia de hacerme las pruebas de prevención y detección temprana y llevar ese mensaje a otros. El diagnóstico de cáncer transformó mi filosofía de vida y aprendí a ser feliz aún en la adversidad”, compartió Enery Ortiz, presidenta de Mujeres Ante la Adversidad.


No obstante, el componente de amor propio y tomar el espacio para conocerse mejor, también se añade a la lista de factores que ayudan a construir una nueva versión de uno mismo. “Luego de mi diagnóstico de cáncer de tiroides en el 2010 fue un momento de transformación en mi vida de fe y sobre todo de valorar más la vida. A partir de ese momento decidí dedicarme más tiempo para mí, compartir con más con la familia y sobre continuar desarrollándome como líder. Nunca quise expresar el dolor que sentía, el cansancio y agotamiento, en todo momento lo ofrecía a mi Dios como un proceso para que transformara mi vida y sobre todo mi fe. En el 2012 comencé a vivir experiencias únicas creando proyectos para niños, adultos mayores, ofreciendo talleres a jóvenes, ayudando a pacientes que están enfrentando la enfermedad y descubrí lo fascinante que es viajar sola. El apoyo que recibí de mis amigos, compañeros de trabajo, mi hermana, mi sobrino Diego y sobre todo mis padres será algo que jamás olvidaré. Este mes celebro mis ocho años de sobrevivir y sobre todo de mi transformación de vida. El cáncer no fue un obstáculo para continuar soñando y crecer como líder y profesional”, expresó Cindy Cortés, Productora y Directora de Comunicaciones de Mujeres ante la Adversidad.

Compartan este artículo con sus conocidos o familiares, unas simples palabras pueden cambiar la vida de nuestros lectores y seguidores. Celebremos la vida y la trascendencia, todas nos toca un camino por recorrer y nunca es tarde para aprender de las sobrevivientes de cáncer en Puerto Rico. ¡PONTE DE PIE MUJER!

Datos de la autora:


La Dra. Santiago se desempeña como Profesora, Investigadora en Ciencias Biomédicas con especialización en Oncología y directora proyectos de alcance comunitario en el campo de sobrevivencia y cuidadores de cáncer subvencionado por Susan G. Komen Puerto Rico. La Dra. Santiago cuenta con 14 años de experiencia en el área de educación, comunidades, prevención, diagnóstico, tratamiento, manejo de efectos secundarios, derechos a los pacientes de cáncer, sobrevivencia y calidad de vida. Su pasión está en traducir la ciencia para beneficio de la comunidad oncológica puertorriqueña.

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