Yoga para tu bienestar

Practicar yoga puede convertirse en un gran aliado para tu bienestar. Las bondades que esta ciencia milenaria aporta a tu físico, mente y espíritu son muchas y todas positivas. Dedicar tiempo a conocerte y crear conexión con tu yo interno puede transformar tu vida y tu relación con otras personas y con la naturaleza, libre de toda malicia.
Objetivos claros
El yoga es una ciencia milenaria. Ésta disciplina antigua ha seguido desarrollándose con el tiempo en diferentes era y generaciones. Su objetivo es trabajar la conexión (el por qué, la relación) que existe entre la mente, el cuerpo y el espíritu, abarcando todo lo que compone al ser humano. Buscar que seamos seres autorealizados en balance y armonía en todos los aspectos de nuestra vida. “No se trata de pretender ser perfectos, sino de saber cómo mantener una vida saludable física, emocional y espiritualmente”, puntualizó la instructora Lara Tapia.

Pilares
Aprender a respirar adecuadamente es base importante de esta disciplina, con origen en la India, para a su vez lograr meditaciones profundas que alcancen esa conexión. “Esa respiración lleva a tener salud. Oxigena el cerebro, la sangre y las células propiciando una conciencia mayor sobre nuestro cuerpo y estado emocional. Ese estado permite que las ideas así como los pensamientos lleguen al organismo para asistir en una mejor toma de decisiones de manera armoniosa”, explicó.
Tanto sus características secuencias, posturas y ejercicios son basados en diferentes aspectos para trabajar distintas situaciones. Por ejemplo, las inversiones (posturas donde el cuerpo está sostenido por las manos y la cabeza queda hacia abajo) trabajan los órganos internos. Estos movimientos además de servir como método de ejercitación y fortalecimientos corporal, trabajan internamente los órganos, la sangre, los músculos, los huesos y otros. “Esos movimientos y posturas te llevan a sentir bienestar al concluir la clase. Tu cuerpo logra estar en conexión y control con sus centros de energía y ese balance se refleja en las acciones de la vida diaria y eso es lo que queremos”, expresó la experta con más de 15 años con instructora.
La flexibilidad que se alcanza aporta tanto física como emocional y espiritualmente. La carencia de esta obstruye el flujo de la energía y con ella sus implicaciones.
Bondades
Una evolución en todos los aspectos de la vida es lo que busca y con ella se reflejan todas sus bondades. Cuanto más tiempo se le dedique a esta disciplina, mayores podrían ser los beneficios que se experimenten.
Entre otros: descansar mejor, mayor calidad de sueño, más energía, mejor enfoque, mente en mayor apertura, merma los temores, facilita nuestras relaciones interpersonales, da tranquilidad y mayor nivel de conciencia. “Me otorga un estado emocional saludable”. Físicamente contribuye a un cuerpo más fortalecido, articulaciones saludables y flexibilidad. Reduce los niveles de estrés y los dolores. “A través del cuerpo logramos una conciencia más amplia y profunda. Te guía a realmente conocerte y conocer nuestro propósito en la vida. Yoga es un medio para escuchar lo que mi yo interno quiere decirme y que no escuchamos debido al bullicio y trajín diario”, continuó Tapia.
Explicó que la energía creada da fuerza, desarrolla el aspecto espiritual, el amor propio, la valoración al entorno, el entendimiento de que somos parte de la naturaleza. Ese desarrollo asegura son las herramientas que hacen a los individuos cocreadores de sus vidas. Lleva a poder visualizar lo que se desea, al desarrollo del poder de la mente y de la capacidad de atracción así como a elevar los niveles de positivismo en la vida. “La yoga es vivencial. Su impacto lo vemos”.

Asanas
Lo ideal es practicar yoga todos los días. Hacerla parte de la rutina diaria. Cada movimiento y cada postura tienen su propósito. Es un diálogo sin palabras y privado con nuestro ser que al lograrse da equilibrio y armonía. Sus asanas están inspiradas en la naturaleza, aquí algunas y su aporte.
Perro (dog pose)- Esa posición con pies y manos en el piso y cintura hacia el techo es excelente para estiramiento y fortalecimiento corporal. Estira la columna vertebral mientras oxigena y fortalece la espalda, la cabeza, el cuello, los hombros y hasta el abdomen. También es una postura de descanso.
Niño (child pose)- Esta posición tipo feto propicia la tranquilidad mental, el estiramiento de las piernas, la espalda y el cuello, mejora la circulación sanguínea, da descanso.
Árbol (tree pose) – Estando de pie con una pierna doblada y las manos sobre la cabeza o frente al pecho, la hace una postura de balance y equilibro. Contribuye al enfoque, al fortalecimiento del tronco del cuerpo, estira la columna. Fortalece las piernas.
Bailarín (danzarín pose)- Postura que eleva hacia atrás una pierna agarrada del tobillo a la misma vez que extiende hacia el frente la mano de la pierna que permanece al suelo. Es una postura de balance y estiramiento de los músculos. Actúa como drenaje para la sangre y las emociones. Impacta las caderas, la espalda baja, el tronco, así como el enfoque. Da energía, mejora la capacidad de los pulmones y reduce muchos males tares.
Vela (candle pose)- Con la barbilla presionada sobre el pecho y las piernas elevadas hacia el techo gracias a las manos en la espalda baja, logra beneficiar todo el organismo. Esta postura de inversión da descanso a las piernas, cambia la circulación sanguínea, activa el metabolismo, fortalece el tronco, mueve y oxigena los órganos.
Descanso (corpse pose)- Estando acostados en el piso sobre la espalda provee alivio a la espalda, relajación, conexión con la tierra y propicia la meditación.
Cobra (cobra pose)- Teniendo las piernas hacia el suelo y levantando el cuerpo del torso hacia arriba hace que la columna vertebral se estire, se expanda el pecho, alinea los hombros, fortalece la espalda, relaja la pelvis, activa la sexualidad.

El yoga se puede comenzar a practicar desde “el vientre materno” ya que los movimientos e inversiones hacen que el feto se mueva también. Desde que el bebé nace los padres pueden realizarle las posiciones y desde que tiene unos cinco años un menor puede tomar clases para desde entonces aprender a conocer su cuerpo, mente y espíritu. De igual modo, para comprender su lugar en la naturaleza sin ningún tipo de malicia ni violencia.
Yelitza Santiago
Comunicadora freelance
Email: yelitzasantiagogarcia@gmail.com
Twitter: @yelisantiag
