top of page

Mi Rostro … La historia de mi Vida



Hoy lo primero que hice al salir de la cama fue ir directo al espejo, pude observarme detenidamente mi rostro y darme cuenta cómo ha cambiado. No puedo comparar abiertamente y con certeza cada detalle en él pues reconozco que siempre he tenido mucha prisa y realmente soy sincera, no me preocupaba mucho.

Lo que sí puedo decir sin temor a equivocarme es que ya no tengo la frescura de la juventud, con 55 años obviamente no se tiene. En el veo líneas, que muchas de ellas comenzaron a marcarse más y verse definidas en la vida por todas mis experiencias.

Me niego llamarlas arrugas. Para mí no lo son, porque lo arrugado regularmente no sirve, es feo, y desechado. Las marcas y líneas que acompañan mi rostro son las página del libro de mi vida.

Las líneas de mi frente; cada una de ellas marca mis preocupaciones aquellas que nacieron ante la probabilidad científica del nacimiento de uno de mis hijos enfermo, líneas que se profundizaron ante la lectura de un diagnóstico de cáncer maligno, aquellas que se alargaron ocupando toda la frente al despertar en dos ocasiones y saber que sobreviví a dos infartos, líneas de preocupación por cada uno de mis hijos.

Las líneas alrededor de mis labios son marcadas por lo mucho que decidí reír, aun cuando tenías deseos de llorar. Esas risas ante mis hijos para demostrarle que todo está bien, aunque las circunstancias presentaran que no había solución, las risas de satisfacción de la madre, la amiga y de la esposa que una vez fui.

Las líneas que adornan mis ojos, esas son profundas, aquellas que la gente llama “patas de gallo” y yo les llamo Líneas de Guerrera. Pues la mayoría de estas se han formado en la oscuridad de mi habitación, algunas vistas por muchos ante la sensibilidad de lo que me ha causado dolor o impotencia, pero que ahora a esta edad son el escudo que me ha permitido ver con más claridad.


Pero…¿saben qué? Me encanta mi rostro, no por belleza, por lozanía o por perfección. Me gusta mi rostro, aquel que ha dado el frente a todas las batallas que he enfrentado. Muchos dicen “son demasiadas para una sola persona”, nunca se los he dicho, pero no estoy de acuerdo. Estas batallas han sido las suficientes para convertirme en la mujer que soy hoy, Perfecta ¡NO!, pero Valiente ¡SI!

Me gusta mi rostro, no lo cambio, ¿saben por qué? Porque al fin y al cabo el representa mi libro… mi rostro es La historia de mi Vida… la que aún tengo porque Gracias a Dios, todavía estoy ¡VIVA!

Notas sobre la autora:


Sylvia De León es escritora, productora de espectáculos, relacionista profesional, madre, sobreviviente, una mujer apasionada de la vida, eterna agradecida de Dios y amante de la vida". Puedes contactar a la autora escribiéndole a sylviadeleonpr@yahoo.com

bottom of page